Cómo crear sicosis al pedo desde el Estado

2018-12-29 00:00:00

No hacía falta. Todo estaba bajo control. Aunque el servicio militar seguía siendo obligatorio según una obsoleta ley stronista y un artículo constitucional que agregó la figura de la objeción de conciencia en 1992, reglamentada por otra ley del 2010, no había necesidad de remover de manera tan improvisada y caótica, tan pésimamente comunicada, justo en medio de las fiestas de fin de año, un asunto de por sí polémico y con un oscuro historial de abusos, corrupción y muertes.

Tras la crisis de los años 90, cuando se registraron 147 fallecimientos de humildes jóvenes durante el servicio militar, en muchos casos por maltratos inhumanos, y tras las denuncias periodísticas de esquemas de corrupción para las ventas de libretas de bajas, o las famosas planillas de “soldados fantasmas” y los generales y coroneles metidos en casos de narcotráfico y contrabando, las Fuerzas Armadas tuvieron que poner fin a los famosos “arreos” o reclutamientos arbitrarios.

Durante casi dos décadas, aunque el servicio militar seguía siendo obligatorio en los papeles, en la práctica se volvió optativo: el que quería ir al cuartel se iba y el que no, ya ni siquiera se le pedía el carné de objetor. De hecho, el presupuesto y la infraestructura militar apenas pueden absorber al 10% de los jóvenes que llegan anualmente a la edad de reclutamiento. Aumentar forzosamente la demanda ni siquiera convenía al Estado.

Pero la nostalgia del autoritarismo y el artificioso espíritu patriotero llevaron al entonces candidato Mario Abdo Benítez a prometer en su campaña electoral que los jóvenes de nuevo irán al cuartel, como una curiosa manera de acabar con vagos y motochorros. Ya entonces tuvo problemas al sostener (sin ninguna fuente documental) que el 80% de los delincuentes vienen de familias disgregadas, hijos de madres solteras que no pueden ser contenidos y requieren disciplina militar.

En estas últimas semanas, como si estuviera asesorado por los comunicadores de Horacio Cartes, el actual presidente insistió en su campaña militarista, mostrando incluso a su propio hijo como un nuevo soldado.

En esta cruzada, Marito tuvo el poco afortunado apoyo del defensor del Pueblo, Miguel Godoy, con confusas amenazas de elevadas multas, advertencias de presuntas e inconstitucionales inhabilitaciones para obtener documentos ciudadanos y otros contradictorios anuncios que generaron una verdadera sicosis, con miles de jóvenes desesperados formando colas en varios puntos del país para gestionar el carné de objetor, entre movilizaciones de protestas de estudiantes y la reacción de la oposición política para intentar modificar la legislación.

Nada de esto hacía falta y menos en vísperas de Año Nuevo. Hay quienes creen que es una cortina de humo para ocultar problemas más graves, pero posiblemente es solo la muestra de una gran torpeza política y la grave falta de una buena comunicación oficial.

Por: Andres Colman Gutierrez 

Diario Última Hora



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