Esclavos para el cigarrillo

2019-06-03 00:00:00

Un trabajo periodístico de investigación en Brasil evidencia cómo Paraguay no solo es codiciado por sus cigarrillos de contrabando, sino también ahora es un valioso exportador de mano de obra esclava para montar in situ la millonaria industria tabacalera.

Un equipo periodístico de RBS TV en Brasil evidenció una modalidad que está en auge dentro de la millonaria industria tabacalera, donde, en vez de arriesgarse a perder los cargamentos de cigarrillos ante los fuertes controles de las autoridades del vecino país, prefieren montar "agujeros" donde se hacen réplicas casi idénticas de las marcas paraguayas, lo cual, aseguran, solo se puede lograr mediante "expertos" paraguayos que trabajan en los sitios en condiciones de cuasiesclavitud.

Hasta el momento son más de 15 las fábricas encontradas por las autoridades policiales; sin embargo, el equipo periodístico siguió el rastro de toda la estructura criminal, a partir de un campamento ubicado en Montenegro, Brasil, pasando por empresas legales en Candelaria, Región Central de Río Grande do Sul, e incluso contactando con un nexo en la propia capital de nuestro país.

Los delincuentes utilizaban a paraguayos para la elaboración de los cigarrillos, manteniéndolos en condiciones prácticamente de esclavitud. "Ellos trabajaban en régimen de 24 horas. Se turnaban en turnos de 12 a 14 horas, dormían y comían en el suelo. Una situación análoga a la esclavitud", describió a RBS TV el delegado de la Policía Civil de Montenegro, Paulo Ricardo Costa.

En el campamento precario de Montenegro se encontró a 13 compatriotas que fueron deportados a nuestro país. En el sitio se estima se podían producir unas 60 cajetillas por minuto, lo que equivale a 2,6 millones de paquetes de cigarrillos al mes.

En el sitio se encontró un cuaderno en que se anotaba toda la producción y que dio pistas a los investigadores para seguir el rastro de los responsables de montar eso que llamaban agujeros.

Los apuntes coincidían perfectamente con los responsables de la empresa Botucaraí Tabacos -legalmente constituida-, específicamente con el propietario Sérgio Lawall y uno de los vendedores, de nombre Tales Ellwanger, ambos relacionados a la fábrica ilegal ubicada en Montenegro.

El periodista continuó las negociaciones con Ellwanger, que pese a la desconfianza en el trato, finalmente accedió a mostrar una fábrica en Sao Paulo para promocionar el trabajo y también otorgó el contacto para conseguir las máquinas y la mano de obra.

Esto llevó al equipo de investigación a contacta con Casio Joel de Lara, llamado Chispa en la ciudad de Vera Cruz, también de Rio Grande do Sul. Este le ofrece tener la maquinaria por US$ 1,2 millones y un adicional de US$ 300.000 para los técnicos que debían montarla y tenerla ya operativa.

Lo más llamativo es que Lara es categórico en ofrecer la mano de obra paraguaya, específicamente requería de 4 a 5 trabajadores, agregando que lo único que tenía que montar es la casa donde depositarlos y pagarle unos 4.000 reales (G. 6.400.000). El mismo incluso se ofreció a hacer el contacto para conseguir a los paraguayos.



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